Film noir en el que un agente de la Comisión de Crímenes de Guerra busca a un oficial nazi que se hace pasar por profesor en un pueblo de Connecticut. Welles acepta las debilidades del guión (la falta de misterio, la dilatación temporal innecesaria, los personajes débiles) y las potencia con estilismos de cámara y un sentido del humor para nada sutil en una especie de juego de constante representación. A fin de cuentas, el dilema de la culpabilidad y el tiempo que termina matando al protagonista son las únicas pruebas capaces de condenarlo.