Aventura en la que un hombre inglés queda varado en una isla desierta en Sudamérica en el siglo XVII. Buñuel asume un encargo en esta coproducción rodada a la vez en inglés y en español que es su primer film en color. La novela de Defoe no ha tenido mucha suerte en el cine. Tal vez porque más allá de su punto de partida, no es muy cinematográfica en sí. El inevitable uso de la voz en off, el hecho de que no haya un antes y un después de la isla (más allá de que se inserten algunos flashbacks), la ausencia de mujeres y de otro conflicto que no sea el de la adaptación a la naturaleza condicionan de sobremanera el desarrollo visual de la película. De allí que tenga que inventarse unos indios caníbales para darle un sirviente al protagonista y una banda de amotinados para animar la resolución. El sustrato burgués de la novela no desaparece, pero tenemos un par de referencias irónicas a la religión que son claramente de Buñuel.