Thriller en el que cuatro estudiantes universitarios de campamento quedan atrapados por una banda de montañeses que cometió un asesinato en los bosques de Tennessee. El acierto del film de Fruet es que una vez desatado el conflicto, adopta el punto de vista de los montañeses. De esta forma no es tan importante el destino de los jóvenes como la dinámica del poder y la violencia en el interior de una comunidad regida por sus propias reglas. En ese sentido la interpretación de Henry Silva y algunos excesos de violencia no quedan para nada fuera de lugar.