Cuento de terror en el que un grupo de amigas va a explorar una cueva y es atacado por unas criaturas humanoides en un montaña de North Carolina. Marshall redobla la apuesta de su ópera prima. En este caso cuenta con un mayor presupuesto y una fotografía de formato panorámico. Como resultado logra una tensión en crescendo modélica. Con sólo dos películas, Marshall se confirma como uno de los directores más prometedores del cine de terror contemporáneo. Si bien el comienzo es tópico (la protagonista que sufre una tragedia, la anodina presentación de las amigas) y los personajes carecen de propósito para hacer lo que hacen (son mujeres bellas haciendo cosas “cool”), el film se asienta en una poderosa iconografía conocedora del género. A partir de los luces rojas y verdes de la fotografía, de unas criaturas realmente horripilantes, de la crueldad y el salvajismo de los ataques (28 Days Later (2002) viene a la mente) y de una estimulante banda sonora (las sonoridades de Badalamenti se combinan con los acordes simples de John Carpenter), Marshall se perfila como uno de los más aventajados herederos de la generación de Romero, Argento y Carpenter en el cine de terror. Hay que ver si en el tercer film logra mantener el mismo nivel.