Comedia erótica en la que un senador con problemas con las mujeres se atiende con un cura psicoanalista en Roma. El film es una sátira a la política, el sexo y la religión que más allá de los gags previsibles y de los chistes fáciles, mezcla sin problemas perversión y represión. El universo de Fulci es el mismo de Buñuel. Lo mejor son las escenas de sueño del protagonista (apenas dos) que compensan los molestos bajones de ritmo (especialmente en el último tramo).