Cuento de terror en el que seis adolescentes en un bote son atacados por un monstruo marino en un lago de Connecticut. Fessenden acepta un encargo de Chiller Films, una productora subsidiaria del SciFi Channel, y realiza su primer film sin guión propio. El título y la ambientación son evocativos ya que permiten explorar ese territorio favorito del género de terror de Fessenden (lo que yace por debajo). Pero los personajes y los conflictos no pueden ser más ajenos a su cine. Por lo que el resultado es un poco desparejo. Igualmente podemos encontrar algunas pinceladas de su talento. Por empezar, la caracterización del protagonista (con un parecido físico al propio Fessenden) asume su condición de outsider (más aún si lo comparamos con los amigos que hace el viaje, tres chicos y dos chicas). El plano secuencia en que trasladan el bote hasta la orilla y sigue con el protagonista llevando aparte a una de las chicas para entregarle un amuleto acompañado por una canción de Tom Laverack es una fuga hermosa y absoluta al típico film de terror adolescente. La idea más sugerente que surge de las situaciones límite en la que se ven envueltos los personajes es que debajo de su amistad no se soportan y que a la primera de cambio están dispuestos a prescindir del resto con tal de salvarse. El monstruo acuático está bastante bien logrado, no depende de los efectos digitales y finalmente termina teniendo un papel secundario en la resolución. Y la secuencia de ahorcamiento con la cuerda que se enrolla en el cuello del joven es shoqueante. No son pocos méritos para un film que en un principio era un mero encargo.