Slasher en el que un grupo de chicas son secuestradas para festejar el cumpleaños de una amiga de la infancia en una casa de campo a las afueras de La Plata. Más allá de la rebuscada trama argumental, de la truculencia de los asesinatos, de un reparto de jóvenes hermosas y de cierta derivaciones hacia el pastiche, Bogliano vuelve a renovar el subgénero slasher con un film anárquico y liberador. La narradora en off, las alteraciones temporales y el uso de todo tipo de música no esterilizan la presencia de la amenaza, sino que incrementan el desconcierto de su manifestación. El film queda como un testimonio del mundo femenino atrapado en su propia red y de la dictadura de la belleza, el orden, la obediencia y la felicidad como forma artificial de comunicación. La premisa del encierro tiene algo que escapa a los límites del cine de terror. El film por momentos recuerda a El ángel exterminador (1962) de Buñuel y The Virgin Suicides (1999) de Sofia Coppola. Bogliano sigue perfeccionando su manejo de las set pieces (algunos de los flashbacks de los secuestros tienen la estética del giallo). Solamente los excesos de videoclip y exhibicionismo pueden jugarle en contra. Ya no puede hablarse de casualidad o fortuna. Es hora que el INCAA cambie su postura respecto al cine de terror producido de forma independiente.
Si Habitaciones para turistas (2004) fue una especie de contracción del slasher y Grité una noche (2005), una expansión, 36 pasos es una auténtica detonación. La trama del film remite a Happy Birthday to Me (1981), pero la estructura es completamente diferente y original. El ingreso a la historia se hace desde un lugar poco común. En vez de mostrar los secuestros y la llegada a la casa primero, la película comienza con las chicas ya atrapadas en la casa. El espectador tiene que descifrar qué es lo que pasa mientras conoce a los personajes. Es una maniobra arriesgada porque, poco después, los seis flashbacks de cómo llegó cada una de ellas dejan la narración suspendida por largo rato, pero termina pagando sus dividendos. El film encuentra cierto tono inocente y festivo (que el slasher siempre busca pero a causa de repetir la fórmula rara vez encuentra) que hace más sorprendente la irrupción del horror (aunque la amenaza física no sea muy fuerte). En la película hay lugar para el musical, los planos torcidos, la animación y el film de mujeres en prisión. Puede tener cierto costado exploitation, pero a los 15 minutos ya nos olvidamos que las chicas usan bikinis. Bogliano realiza un film imperfecto en el mejor sentido del término. La única queja (que se repite en varios diálogos) es: ¿dónde están los chicos?