Comedia en la que un rockero despedido de su banda toma el trabajo de su compañero de departamento como maestro sustituto en una escuela primaria del estado de New York. Que la película sea formulática y previsible no quita que por momentos sea emotiva y divertida. Richard Linklater demuestra su pasión por el rock y trata de transmitirla. Pero son los niños, con sus reacciones espontáneas a la actuación, tocando los instrumentos ellos mismos e imitando las payasadas del maestro, los que dan vida al film. Linklater incluye un pequeño comentario subversivo sobre el sistema educativo de los Estados Unidos, a partir de la formación de un grupo, de la práctica de otro tipo de enseñanza y de la innocuidad de repetir lo mismo. El recorrido por la historia del rock tiene cierta predilección por el heavy o la guitarra (Jack Black es el protagonista) ya sea AC/DC, Cream, Velvet Underground, Deep Purple o Led Zeppelin (la inclusión de Immigrant Song resulta genial). Las previsibles escenas de ensayo de cada instrumento, el inevitable montaje del paso del tiempo y el resultado de la competencia de bandas están resueltas con dignidad. Pese a que no tenemos el habitual manejo de los diálogos, la proxémica y el plano secuencia, en un par de escenas con Joan Cusack (cuando sale con el protagonista a tomar una cerveza al bar, la confesión en la camioneta) Linklater demuestra su habilidad para el trabajo con los actores.