Film bélico en el que un sargento americano se encarga de desarmar bombas en Bagdad durante la ocupación de Irak en 2004. Luego del fracaso comercial de Strange Days (1995) del desinterés con que fue recibida The Weight of Water (2000) y del encargo de K-19: The Widowmaker (2002) Kathryn Bigelow vuelve a los primeros planos de la mejor forma posible. Al tomar un incómodo tema de actualidad, hacer un acercamiento poco convencional y asumir arriesgadas decisiones estéticas, redondea el hasta ahora mejor film sobre la guerra de Irak. Más allá de las incuestionables virtudes técnicas, de la elíptica narración fragmentada y de la construcción simple y directa del suspenso, el film tiene hallazgos visuales y sonoros de todo tipo. El retrato del personaje va ganando progresivamente consistencia emocional hasta llegar a una resolución poco complaciente. Bigelow retoma la veta filosófica y existencialista en su cine de acción y vértigo.