Secuela de The Texas Chainsaw Massacre (1974) en la que una joven hereda una casa en la que habita Leatherface en Texas. La tercera reencarnación de la saga ahora cae en la temible compañía Millenium, tiene distribución de Lionsgate y desconoce todas las secuelas, precuelas y remakes que siguieron al film de Tobe Hooper. El film trata de ser más gore que los inmediatamente anteriores, pero los precarious efectos visuales digitales le quitan impacto. El asesino está interpretado por un actor más alto (Dan Yeager) lo que le da una presencia física aun más imponente. El problema de la línea temporal podría obviarse si el film no se enterrara en su segunda mitad. Si la película original transcurría a principios de la década de 1970, no hay manera de que esta secuela transcurra en la actualidad. No dan las fechas ni la edad de los personajes. Pero Bueno, si los realizadores ni se toman en serio estas cuestiones el espectador menos. Al menos tiene 30 minutos de inspiración. Desde el momento que los jóvenes se van de viaje en una camioneta, llegan a la casa, hace su aparición Leatherface y los persigue por las inmediaciones cierta vibración del slasher de la década de 1980 se impone: allí están la entrada con rejas y los pasadizos de la mansión de Hell Night (1981), el granero de alguna de las secuelas de Friday the 13th (1980), el parque de diversiones de The Funhouse (1981). Pero como buena parte de las películas de terror contemporánaes, Texas Chainsaw 3D consume el escenario demasiado pronto. Después se entierra en la constatación de los hechos por parte de la protagonista (Alexandra Daddario) en la estación de policía, unos montajes paralelos de dudosa cohesión y un enfrentamiento con los habitantes del pueblo que masacraron a la familia de Leatherface.