Cuento de terror en el que una estudiante de ballet llega a una escuela de baile en Alemania en la que se rinde un culto a la brujería. Argento es capaz de combinar una trama simple y contenida (propia del cuento de hadas) con un virtuosismo visual exorbitante (que combina el expresionismo con el surrealismo), una música estridente y aterradora (con base de rock progresivo) y una crueldad de los asesinatos (que supera todos los límites) para redondear una sinfonía del horror pocas veces vista en la historia del cine. Ya desde el arribo de la protagonista al aeropuerto vacío de noche bajo una lluvia torrencial, pasando por la llegada a la escuela y el progresivo descubrimiento de un lugar infernal (sumado a la aparente indiferencia de sus compañeras hacia los sucesos extraños), hasta un clímax impresionante que confirma la presencia del horror, el film se presenta como un violento asalto a los sentidos de principio a fin.