Policial de acción en el que una asesina a sueldo empieza a matar a todos sus contrincantes para ser la mejor del ranking en su rubro a lo largo de Asia. Especie de secuela o remake de Branded to Kill (1967). Seijun Suzuki compone imágenes bellísimas alejadas de todo realismo, como si fuera una especie de Peter Greenaway o Ken Russell oriental. La referencia a Mishima no queda para nada fuera de lugar dentro del contexto. El sentido del humor absurdo se acopla con facilidad.