Séptima parte de A Nightmare on Elm Street (1984) en la que Heather Langenkamp es perseguida por el personaje de Freddy Krueger en el mundo real en Los Angeles. El original juego de realidad y ficción que propone Craven trata de devolverle a la serie la dignidad perdida en las secuelas. Y de paso anticipa algunas ideas de Scream (1996). Craven no se deja tentar por la rígida estructura de las pesadillas o por el body count. El terror se da de forma más fantástica, aunque sin descuidar el drama familiar. Si bien el sustrato filosófico de la historia no se sostiene, la aparición de los actores de la serie interpretándose a sí mismos al menos le da un toque original. Craven demuestra todavía habilidad para transformar situaciones normales (en el cementerio, la entrevista televisiva, en la playa) en climas de terror. Si bien la propuesta y la ejecución es más que convincente, Craven va a tener que esperar a su próximo film para “renovar” el género de terror. Tal vez porque Freddy Krueger ya era el pasado.