Policial en el que una bailarina es testigo del asesinato de una niña en Buenos Aires. Remake de M (1931). La película no entra en comparaciones con el original de Fritz Lang porque está planteado desde otro lugar. Román Viñoly Barreto y su operador Aníbal González Paz convierten a la película en una pesadilla expresionista. Buenos Aires nunca estuvo tan irreconocible como en esta película. El film es precursor del giallo italiano. La figura del testigo accidental es la que moviliza la trama. La escena de los inspectores que interrogan a la protagonista mientras se cambia de ropa prefigura a Basic Instinct (1992).