Adaptación de comic en la que un super ladrón es perseguido por la policía y la mafia en un genérico país europeo. Pese a la concepción descaradamente comercial del producto, el estilo visual de Bava se adapta perfecto a la dinámica del comic y a la psicodelia de la década de 1960. El personaje principal busca la simpatía del espectador, más allá de su asumida amoralidad. Lo consigue no tanto por la actuación de John Phillip Law, sino por la ineptitud de sus captores.
Bava tiene la oportunidad de salir del terror de bajo presupuesto y hace una de las mejores adaptaciones de comic de la historia del cine. Lo mejor es que no traiciona su veta autoral en el camino: la pulsión naturalista consume todo el medio del mismo modo que el ladrón roba todo lo disponible en el escenario. Los planos detalle son de una belleza arrebatadora. El uso del color, los efectos visuales artesanales y los extraños ángulos de cámara convierten al film en un festín para los ojos.