Drama criminal en el que un policía solo intenta desbaratar a la mafia china en New York. Michael Cimino no ahorra líneas argumentales, en cuanto al retrato del barrio chino neoyorkino, el tráfico de drogas, el racismo, la xenofobia y un triángulo amoroso (guión de Oliver Stone, según el libro de Robert Daley, no confundir con la novela de Lawrence Block adaptada ese mismo año por Hal Ashby). Pero estamos en la década de 1980: la estilización gana al realismo y sobre el final la película inevitablemente termina descarrilando. Sólo un gran actor como Mickey Rourke puede sostener semejante afrenta de acarrear con una trama tan caótica como estereotipada y un personaje para nada simpático.
