Cuento de terror en el que un grupo de amigos es atacado por una banda de psicópatas en la casa de uno de ellos en Los Angeles en 1969. Basado en un caso real. Transformar un caso real en un slasher es complicado (el rostro ensombrecido de los asesinos termina siendo un poco artificial), pero el film juega acertadamente con la privación de la información y la contención narrativa. En ese sentido por momentos se asemeja a The Strangers (2008). La corta duración del producto ayuda a darle más impacto. La película no es demasiado gore, pero tampoco lo necesita. Uno de los atractivos del film es que no hace directa alusión al caso en que se basa hasta bien tarde. Los nombres y las ocupaciones de las víctimas son los mismos, pero sin los apellidos o diálogos que establezcan una directa conexión, incluso hasta el espectador más atento puede que recién se entere al final de lo que estuvo viendo. Leonetti ya había ambientado una película en la misma época y hecho referencia a los sucesos en Annabelle (2014), así que podría ser una coincidencia. Aquí redondea su mejor film. Por otra parte, Hollywood nunca tuvo mucho interés en el caso. Más allá de algunos documentales y de un par de películas para la televisión, el mejor exponente viene desde las profundidades del cine de terror independiente: The Manson Family (2003).