Cuento de terror en el que un grupo de adolescentes toman un curso de esquí y una fuerza sobrenatural se apodera de ellos en una montaña nevada de Checoslovaquia. Antes que Carol Clover publicara Men, Women and Chainsaw (1992), Vera Chytilová ya se preocupaba por la dinámica del slasher, el cine de horror y la cuestión del género. Para fines de la década la preocupación del slasher era mantener la fantasía del grupo antes que sostener la sorpresa del corte (Lamberto Bava). En este caso la ambientación en la nieve podría hacer suponer una fórmula simple: Friday the 13th (1980) + The Shinning (1980) x Carrie (1976), más allá de que los adolescentes lucen más jóvenes que el estándar americano. Pero el carácter experimental de Wolf’s Hole, o Wolf’s Lair según la traducción, crea imágenes potentes, desplazadas del canon habitual del cine de terror y por eso mismo, doblemente aterradoras. La puesta en escena se va alejando progresivamente de las coordenadas realistas de la acción: el rostro de la chica rubia apartada que se transforma, la cámara que no la encuentra y le huye, los zooms repentinos sobre el cambio de plano, la misteriosa pareja desnuda haciendo el amor en la nieve y el color rojo de la gitana que llega sobre la hora. En el fondo el blanco, el azul, siempre primarios. El cine de terror cada tanto necesita de una relocalización geográfica para renovar no tanto sus formas, sino la percepción de esas formas. Lástima que así también quedan en el olvido aportes realmente vanguardistas como este.