Sexta parte de Witchcraft (1989) en la que unos policías recurren a William por los asesinatos de la secta de brujas de Massachusetts. La incorporación de Julie Davis en la dirección agrega una puesta en escena más segura y un sentido del humor más consecuente (sabe a qué altura poner la cámara de la entrepierna), sube el tono sexual de la historia y los personajes tienen mayor entidad. Tal vez el mejor capítulo de la saga.