Quinta parte de Witchcraft (1989) en la que William es poseído por un demonio que lo obliga a colectar almas en los Estados Unidos. Ya la saga tiene tan poco que ofrecer que entra en la dinámica de la película erótica softcore de rubias con senos operados sin desnudo frontal. Pero el nivel de actuaciones y lo ridículo de la trama la vuelven imprevisible. La buena noticia es que un nuevo actor (Markeen Kennedy) interpreta al protagonista.