Cuarta parte de Witchcraft (1989) en la que un abogado investiga una secta que secuestra mujeres en Massachusetts. Las inobjetables mejoras en términos de puesta en escena, uso de la música, historia y guión respecto a los capítulos anteriores de la saga dejan la película en el terreno del film noir surrealista de David Lynch. Si bien todavía hay que luchar con el patético Charles Solomon Jr. como protagonista y cuesta avanzar pasada la primera mitad, al menos la presencia de Julie Strain levanta los ánimos.