Secuela de Witchcraft (1989) en la que un adolescente es buscado y seducido por una bruja malvada de Massachusetts. Luego del penoso intento del original, los productores de Vista Street Productions cayeron en cuenta que la única forma de hacer atractiva la saga sería poniendo una playmate lujuriosa como bruja, un redoblante de batería en la banda sonora y unos adolescentes con hormonas alteradas como protagonistas. El nivel de ineptitud de los personajes, las actuaciones y la puesta en escena sigue siendo tan alto que cualquier escena puede ser terrorífica, cómica o paródica, dependiendo del punto de vista.