Comedia de fantasia en la que una pareja de brujas visita una familia muy puritana de California. La irrupción del fantástico en el contexto de una historia policial y las situaciones familiares no termina siendo ni serio ni gracioso. Por momentos la película se vuelve increíblemente ridícula: la inexplicable desaparición de la protagonista (a causa de la pelea de Betty Davis, en su último rol, con los productores), la concepción de los efectos especiales y, especialmente, la resolución.