Cuento de terror en el que una madre y sus dos hijas se mudan a una casa heredada por la muerte de su esposo en un bosque poblado por los fantasmas de unos niños muertos en una mina hace 100 años en Pennsylvania. Cardone continúa con sus rodajes en Bulgaria para abaratar costos. Esta vez la ambientación y la fotografía lucen impresionantes y por momentos recuerdan a Sleepy Hollow (1999). Pero el film se anula en la caracterización efectista de los niños malditos (mitad fantasmas, mitad zombis). Los niños son más aterradores mientras más “normales” lucen y se comportan, como en Village of the Damned (1960). Tampoco ayuda el implícito consenso que existe entre actores, directores y guionistas para representar a los adolescentes sencillamente como idiotas. El film se estrenó durante la primera edición del After Dark Horrorfest. Un festival en el que sólo algunos momentos de The Gravedancers (2006) y la apuesta segura de Reincarnation (2005) se salvan de los films irregulares, Dark Ride (2006) y Unrest (2006), de los experimentos fallidos The Abandoned (2006), The Hamiltons (2006) o de los productos sencillamente mediocres como Penny Dreadful (2006) y este. En su mayoría son films que aspiran al mainstream, pero carentes de todo riesgo e innovación.