Drama criminal en el que un camionero se niega al contrabando y se enfrenta a un sindicato corrupto en Arizona. La película muestra la inevitable tendencia del cine americano a transformar todo conflicto, toda época o toda tarea en un western. En este caso resulta ridículo. Por momentos Jonathan Kaplan juega al realismo o toca una fibra sentimental, pero enseguida agarra el fusil y sale a la carretera.