Slasher en el que un asesino acosa por teléfono a una niñera adolescente que cuida a dos niños en un pueblo de California. El film está hecho en función de una situación simple y aterradora al comienzo y al final. El problema es que en el medio, con la investigación policial y el perfil psicológico de un asesino en estado de confusión, en ningún momento tiene el mismo impacto. Pero por lo menos nos pasea por lugares oscuros y marginales como A Stranger Is Watching (1982) y no entra en la dinámica del body count.
Walton incluye la idea de su cortometraje The Sitter (1977) sobre una niñera acosada por un asesino en un thriller con psicópata. Y si bien hace un esfuerzo loable por sostener la trama durante el resto de la película es en ese primer segmento donde encontramos los mayores logros del film: el uso del decorado y la profundidad de campo, el provecho que saca del montaje y la actuación de Carol Kane. Después incluye un par de secuencias de suspense efectivas y nos pasea por el realismo sucio de los vagabundos de Los Ángeles, pero algunos personajes secundarios despreciables, el pálido retrato de la psicopatía que hace y la falsa importancia con que se toma el material, por no decir la falta de imaginación, impacto y sorpresa del clímax, terminan por decepcionar. Las similitudes de los primeros minutos con Halloween (1978) hacen inevitable su relación con el slasher, pero el resto del film poco tiene que ver con el subgénero. De hecho no hay más asesinatos.