Comedia romántica en la que un profesor de física conoce a una chica con pocas luces en New York. En medio de sus excursiones europeas, Allen tiene tiempo de volver a New York y reciclar uno de sus guiones, con un personaje a la medida del creador de Seinfeld. Si Larry David hace un esfuerzo por ser insoportable, los diálogos se agotan una vez terminada la función, el recurso de hablarle a la cámara no es muy feliz, las apariciones de Patricia Clarkson y Ed Begley Jr. se pierden en el conjunto y el guión fuerza una conciliación final, no quita que sea uno de los films de Allen más divertidos de su última etapa. Porque las manías y obsesiones del protagonista alcanzan un tope paroxístico, Evan Rachel Wood puede sostener a su personaje y hay cierta idea de los cuerpos y el espacio que viene del cine de la década de 1970. Son pequeños detalles que compensan la falta de pretensiones. Después, la fotografía de Harris Savides se luce en todo momento, las locaciones de New York hacen el resto, como la película siempre está siempre en piloto automático. Allen se toma un descanso de sus proyectos europeos para cumplir la demanda de un film por año.