Drama en el que una niña queda en custodia compartida de sus padres divorciados en New York. La pareja de directores de McGehee y Siegel respeta el riguroso punto de vista de la novela de Henry James en que se basa. La actualización de la trama no modifica el planteo argumental (los padres ocupados descuidan a su hija que termina al cuidado de sus respectivas parejas), pero debe esquivar inteligentemente los golpes bajos y los abusos de “ternurismo” de tener a una niña actriz en todas las escenas. Lo primero lo hacen sin problema, lo segundo no tanto. No debe haber crítica del film que no destaque la actuación de la niña Onata Aprile. Y está bien que así sea. Pero algunos arreglos formales del film que intentan puntuar las escenas de esparcimiento y el giro de la trama en su parte final terminan jugando en contra al riguroso control sistemático que ejercen los directores. Es como si una vez que establecieron el punto, se quedarán en las simplificaciones derivadas de ese argumento.