Drama en el que un directivo francés de una organización bancaria abusa de una mucama en un hotel de New York. Basado en el caso de Dominique Strauss-Kahn de 2011. Luego de algunas películas eclécticas que mostraron su versatilidad como cineasta, Ferrara vuelve a sumergirse en la oscuridad, los excesos y la decadencia de un personaje. El hecho de que se base en un historia real no altera en los más mínimo sus procedimientos. En este caso lleva hasta el límite su postura de no juzgar en ningún momento a su personaje. Aunque, valga decirlo, tampoco intenta comprenderlo o ponerse en su lugar. La película está dividida en tres partes. La primera muestra todos los excesos de sexo y prostitutas a los que se somete el protagonista. La segunda narra su arresto y encarcelación de forma tan prolongada como realista. Y la tercera lo muestra en un departamento de New York sujeto a arresto domiciliario mientras espera para ser juzgado. Se apoya sobre todo en la actuación y la entrega total de Gérard Depardieu como actor en un papel por demás ingrato. Tal es así que Ferrara incluye un prólogo documental en el que el propio Depardieu comenta en una entrevista las razones por las cuales aceptó el papel. El film, en su parte final, por momentos deambula en terreno de nadie. El propio Depardieu mira a la cámara como pidiendo instrucciones o buscando la complicidad en el espectador. Es sugerente ver al film como el reverso de The Wolf of Wall Street (2013). Allí donde Scorsese celebraba y se regodeaba con su personaje, Ferrara da una visión para nada complaciente.