Comedia dramática en la que un grupo de adolescentes skaters latinos de Los Angeles van a pasar el día a Beverly Hills. Larry Clark continúa sus crónicas adolescentes. Ahora haciendo un retrato de la comunidad latina con actores no profesionales en lo que tal vez sea su film más relajado y menos provocativo. Lo que no quiere decir menos atractivo. Luego de una larga presentación que adopta casi un punto de vista documental, la película adquiere el tono y el ritmo de un film de aventuras. Los personajes tratan de escapar de un barrio ajeno por un inconveniente que tuvieron con la policía de Beverly Hills. En ese sentido cabe destacar la presencia que adquiere la ciudad de Los Angeles como un personaje más de la historia. Pocas veces podemos ver en un film ambientado en esta ciudad el desplazamiento de los personajes, las estaciones de trenes, las calles, las plazas y la diferencia entre los barrios de forma tan clara. Igualmente surge con mayor claridad el problema principal de los films de Clark, es decir, su realismo a medias, que se manifiesta en el retrato caricaturesco de los otros personajes que no son adolescentes (padres, policías, vecinos de Beverly Hills).