Cuento de ciencia ficción en el que un padre divorciado y sus dos hijos tratan de sobrevivir a una invasión extraterrestre en New Jersey. Esta nueva adaptación de la novela de H.G. Wells no tiene absolutamente nada que agregar más que un rutinario despliegue de efectos especiales. El cine de Spielberg sigue anclado en los mismos valores, formas y estilos. Pero esta vez cae en el mal gusto (todas las escenas de masas estúpidas) y en el tedio soporífero (todo el segmento en el sótano con Tim Robbins). Sólo al principio, cuando se escuchan las explosiones y luego hay un momento de silencio, pueden observarse algunos destellos de su dominio técnico. El resto (largos travellings que siguen las corridas de los personajes, naves extraterrestres, aliens agusanados, conflictos familiares baratos y la resolución que respeta a Wells) no genera más que un enorme bostezo. Lo peor de todo es la insoportable Dakota Fanning, una muestra más de que Spielberg perdió la capacidad para dirigir niños. Esta película hace que reconozcamos el desparpajo de Independence Day (1996) y no bravuconadas supuestamente serias. Roguemos por el final de la carrera de Spielberg, un director que hace mucho, mucho tiempo no tiene nada para mostrar (si es que alguna vez lo tuvo).