Drama en el que una chica duda en entregarse a sus dos pretendientes en Corea del Sur. A partir de una misma situación narrada dos veces, el cambio de perspectiva y la alteración de los sucesos, el film cuestiona la noción de punto de vista del realizador. En vez de ser una indagación sobre el tiempo, el azar o el destino el film reflexiona sobre una escritura cinematográfica que al mimetizarse con sus personajes adopta sus estados de ánimo y los convierte en algo tan vivo como imprevisible. Hay que destacar la esplendorosa fotografía en blanco y negro de Yeong-taek Choi, nítida, luminosa y de infinitos grises, que acompaña las dudas, vueltas e indecisiones de los personajes.