Drama en el que una mujer busca el reconocimiento de su matrimonio con Benito Mussolini en Italia de 1914 a 1929. Bellocchio orquesta un filoso, agudo y contundente alegato contra el fascismo sin caer en la proclama facilista y sin perder el punto de vista personal. A partir de una historia de amour fou con resonancias de Truffaut, de la capacidad de síntesis en la reconstrucción de época y de una excelente utilización del cine y las imágenes de archivo, desnuda los mecanismos del totalitarismo. En consecuencia, el calvario de la protagonista, su encierro en un manicomio, la apropiación de su hijo y bienes, la negación y el olvido, adquieren una dimensión ética, al no resignarse en ningún momento y mantenerse firme. Pese a todos los abusos e injusticias, el film platea los límites del control desde la más pura subjetividad: la ceguera amorosa. Hay algunas escenas para retener como las hiperrealistas y fogosas escenas de sexo del principio (la voz se quiebra), la ambigüedad de la forma en que presenta la boda (flashback o fantasía) y la subjetividad de la salida de la protagonista de la casa cuando la capturan por última vez. Bellocchio es uno de los pocos directores surgidos en la década de 1960 (italiano, el único) que mantiene la coherencia y el compromiso del cine de autor.