Cuento de terror de animación en el que un niño de 7 años quiere ser Vincent Price, se encierra en su casa y se obsesiona con la muerte. Burton compone un bello poema gótico en blanco y negro en el que se combinan el trazo fino y original de la animación y un ritmo musical de las imágenes. Como resultado queda el más grande homenaje a Vincent Price y una sentida carta de amor al género de terror.