Comedia dramática en el que dos amigas americanas van a pasar el verano a Barcelona y conocen a un pintor. Woody Allen muestra que es mucho más inteligente que la ligereza, la superficialidad y los clichés del guión hacen suponer a primera vista. Continúa su expedición europea sin los aires trágicos de su paso por Gran Bretaña, con más vocación turística, pero con el mismo impulso vital renovador. La película derrumba las expectativas de un ménage à trois, del lesbianismo y de los simples enredos bien pronto. Y nos regala una auténtica revelación, Rebecca Hall, mucho mejor actriz que Scarlett Johansson y Penélope Cruz. En el camino, el habitual lucimiento de los diálogos (con lugar incluso para el español), una fotografía luminosa, vistosa y deslumbrante (Javier Aguirresarobe el encargado en este caso), la angustia existencial de siempre en la resolución y sutiles soluciones visuales como la de la blusa blanca con el auto rojo . Vicky Cristina Barcelona es uno de los mejores Allen de la última cosecha que ratifica la vitalidad de su última etapa.