Film de acción en el que unos alpinistas son enviados en una misión de rescate en una montaña del Himalaya. El film es parte tragicomedia negra, parodia involuntaria y película de terror. Campbell orquesta algunas de las secuencias de acción y muerte más espectaculares que ha dado Hollywood en los últimos años. De hecho no hay muchas diferencias con Final Destination (2000) en cuanto a la dinámica del body count y la inclusión de un cliffhanger cada cinco minutos. Lástima que Chris O’Donnell y Robin Tunney no se enteren nada de esto y sus interpretaciones resulten vergonzosas. Pero Campbell se siente cómodo con los contrastes. La fotografía luminosa y colorida, el ritmo musical de los montajes paralelos y la expresividad de los primeros planos son el marco de la inminencia de la muerte. Si bien el guión no esconde sus lugares comunes (el sacrificio del padre en el prólogo, los hermanos que sólo tiran chistes malos, el villano capitalista interpretado por Bill Paxton), hay una reveladora imagen del cadáver de una mujer congelada cuando la nieve se abre que bien vale el film. Luego de dos correctas películas de acción, GoldenEye (1995) y The Mask of Zorro (1998), Campbell sólo quiere divertirse.