Drama en el que una maestra de escuela se toma una semana de vacaciones para reflexionar en Lyon. Tavernier trata de meterse en el territorio de Antonioni de los sentimientos y la vida moderna. Deja claro que sólo es un maestrito. La trampa de su cine es que asume la herencia del realismo de Bazin (montaje prohibido, privilegio del plano) para llenarla con diálogos altisonantes y argumentos de telefilms.