Musical en el que un obrero en huelga conoce a una mujer casada insatisfecha en Nantes en 1955. Jacques Demy vuelve a la opereta, al artificio, a la ingenuidad, a los diálogos cantados y al romanticismo de Les parapluies de Cherbourg (1964). En este caso agrega secuencias de manifestaciones de obreros cantadas que hacen aún más desconcertante al conjunto. Pero encuentra en el temblor de las voces, la emoción, en los colores de la puesta en escena, el marco del musical, y en la simpleza de la historia, su irreverencia. Encuentra en fin, el contraste perfecto de la belleza y la tragedia.