Drama en el que un pintor anciano recibe la visita de domingo de su familia en una casa de campo. Tavernier encuentra en la pintura impresionista el marco visual acorde a sus intenciones y talento (director de cine de qualité). En este caso al menos no hay que soportar las dudosas operaciones de entrecruzamiento de género o los diálogos de pacotilla intelectual. Sólo está el placer de las imágenes.