Cuento de ciencia ficción en el que un hombre es enviado al pasado desde el año 2035 para tratar de evitar la catástrofe de un virus que redujo la población a un uno por ciento. El film fascina por su estilo visual de planos torcidos y por su estructura narrativa que recurre a elipsis arriesgadas y a desconcertantes escenas de sueños. Aunque es medio tramposa por elementos que tienden sólo a la confusión, por el giro final y por la supuesta tragedia. Tal vez sea el film de Gilliam más serio, pero también el más optimista (la resolución no deja dudas) y el más complaciente en su mirada hacia la clase poderosa del presente y los científicos que salvan a la humanidad desde futuro.