Drama en el que dos hermanas de seis y cuatro años son abandonados por su madre y van a vivir con su tía en Seúl. En su segundo film la coreana radicada en Canadá So Yong Kim abusa de unos primeros planos victimizadores de la protagonista y de una cámara al hombro que continuamente reencuadra lo mostrado que asfixia la puesta en escena. Por más que las niñas desprenden naturalidad, que cierto tono de cuento de hadas aparece tarde o temprano y la resolución tiene algo de dignidad, la película no puede superar el sustrato manipulador de la trama.