Comedia dramática en la que un joven con poderes sanadores es utilizado como fenómeno mediático en Los Angeles. Luego de su obra maestra, Light Sleeper (1992), y su incursión en la televisión, Witch Hunt (1994), Schrader adapta una atípica novela de Elmore Leonard. Si bien el tono distendido y ligeramente satírico, la ausencia de un conflicto moral definido y la multiplicidad de personajes sin un protagonista suponen una rareza en su obra no quitan la inteligencia de sus hallazgos. Porque los diálogos tienen la frescura pulp habitual de Leonard, la puesta en escena muestra el refinamiento acostumbrado, los personajes están definidos a la perfección con un par de pinceladas, la historia de amor está bien llevada desde el principio y la trama no niega la posibilidad de lo milagroso o lo sobrenatural. El film deja claro que si alguien tuviera esos poderes pasaría totalmente desapercibido. A fin de cuentas Schrader realiza otra mirada crítica a la sociedad de consumo de los Estados Unidos en la que los medios no son el mal sino las personas que los utilizan, hay más interés en las repercusiones que en el contenido y lo realmente milagroso es que dos personas se conecten. Destacar en el reparto a un Skeet Ulrich de mirada inquietante y una Bridget Fonda con la capacidad de amar, dentro de un nivel bastante parejo. La película es un Schrader menor aún, asumiendo que esa categoría tiene poco significado para un director como Paul Schrader.