Drama en el que un violinista recuerda su relación con su esposa muerta en un accidente en Estocolmo. Bergman encuentra mecanismos del cine de terror (los primeros planos, las luces y sombras en el fondo, el plano detalle de la tinta y las irrupciones de la violencia) como forma de acercarse a la intimidad de la pareja. De allí que surja el miedo, la piedad e incluso lo sublime.