Policial en el que el empleado de una demoledora planea un chantaje fingiendo que quedó mudo por un accidente en Argentina. Se nota que Aristarain maneja los recursos del thriller: la música que recuerda a Bernard Herrmann, el provecho que saca de los espacios urbanos, la premisa que tiene algo de Le salaire de la peur (1953). La resolución rescata algo de dignidad en el personaje de Federico Luppi que no acepta un trato debajo de la mesa y lleva su decisión hasta las últimas consecuencias.