Drama en la que una joven salida del psiquiátrico trata de ser contenida por su familia mientras sufre delirios místicos en una isla de Suecia. Bergman vuelca sus experiencias personales a una película de temática difícil, pero que nunca huye a llamar y a mostrar las cosas como son. Recurre a un solo y majestuoso símbolo, el barco encallado donde la protagonista intenta enterrarse, para desarrollar su idea de Dios como una araña negra. Su acercamiento a lo fantástico y a lo sobrenatural no es desde el miedo, sino desde la duda, casi como un ritual de iniciación y superación.