Drama criminal en el que una madre busca justicia por el asesinato de su hija publicando tres anuncios acusando a la policía en la carretera de un pueblo de Missouri. La película tiene un excelente punto de partida. La referencia al cine de los hermanos Coen no sólo se da por la presencia de Frances McDormand, la música de Carter Burwell y el tono semi irónico de muchas de las escenas. Pero el humor está fuera de sintonía (algo que se nota especialmente en los personajes del enano y la novia adolescente del ex marido). Uno de los principales problemas del film es la actuación de Sam Rockwell. Después de haber interpretado a tantos imbéciles a lo largo de su carrera da la impresión de que siente demasiado cómodo en ese papel. No sólo su actuación es el problema, sino la curva redentora de su personaje resulta tan artificial como facilista. Pero bueno, así es como se ganan hoy los Oscars o, al menos, se obtienen nominaciones. Es una lástima que el personaje de Woody Harrelson desaparezca tan pronto. Porque al final del camino McDonagh tiene que enfrentarse con lo que estuvo evitando durante buena parte del relato: el film de venganza. Lo que alcanza a sugerir respecto a la identidad del asesino no es suficiente para darle un cierre convincente porque la trama policial es inexistente.