Thriller en el que una joven pareja cristiana de Texas va a predicar la palabra del señor a un pueblo de Escocia. Robin Hardy hace una especie de secuela de The Wicker Man (1973), aunque las tramas de las películas estén muy lejanamente conectadas. Este film juega con la sátira, de hecho no puede encuadrarse como terror hasta bien tarde, lo que no es necesariamente malo. Es más bien un cuento de hadas perverso. El tono jocoso se impone a las imágenes y en la forma de terminar las escenas: la escena en el río, la referencia al cuervo de Poe, la fotografía luminosa de Jan Pester. Hay una capa de desconfianza, de burla o comentario social que no se toma el material y los personajes muy en serio. O será que ya no vemos la transparencia de la puesta en estos tiempos. Su anterior película The Fantasist (1986) también era un bicho raro.