Film bélico en el que un grupo de soldados americanos quedan aislados en un templo budista durante la guerra de Corea. Con un mínimo de presupuesto y un máximo de ideas, Fuller dinamita las convenciones del género desde el momento que el protagonista se vuelve loco, realiza unos travellings poco habituales para la época, trata temas polémicos como el racismo, la guerra y la locura de la forma más adecuada, casi como si no le importaran, y recrea con un hiriente realismo la batalla final. Sin duda Fuller fue un director adelantado a su tiempo.