Drama en el que un adolescente recibe la visita de sus ex compañeros que fueron a estudiar a Tokyo en un pueblo rural de Japón. Pese a tratarse de un encargo del ministerio de educación para destacar los valores tradicionales del campo, Mizoguchi ya muestra su habilidad para manejar las actuaciones, capturar el gesto, imprimir un vuelo poético y desdramatizar las situaciones. Es su único largometraje sobreviviente de la década de 1920.