Drama en el que un estudiante de Harvard funda la red social Facebook a partir de 2003. Basado en un caso real. Luego del impase de The Curious Case of Benjamin Button (2008), Fincher retoma los temas y los personajes con que se siente más cómodo. Si la poca distancia histórica hacia material, el guión un poco esquemático y los temas de la juventud e Internet podían resultar peligrosos en otras manos, la posición de Fincher ante el fenómeno de Facebook es lapidaria. Entre la paranoia y desconfianza de The Game (1997), la situación que se sale de control de Fight Club (1999) y el manejo de la información de Zodiac (2007), nos regala una patética imagen del protagonista en el final. En cuanto al dominio formal (la fotografía aplanada, la música industrial, la escena en un boliche cortada por un time-lapse, los pequeños gestos de las actuaciones) deja en ridículo a sus compañeros generacionales. Tal vez se extrañe algo de la introspección y del miedo de sus trabajos anteriores, pero Fincher logra lo más difícil: hacer un espejo de la sociedad de su tiempo.